La infancia en la era digital

La Infancia en la era digital

¿Estamos perdiendo el juego al aire libre?

En la era de los dispositivos inteligentes, la creciente dependencia de la tecnología en la infancia plantea importantes preocupaciones para el desarrollo de los niños hoy en día, los teléfonos, tabletas y consolas de videojuegos están omnipresentes, y con ellos, los niños pasan más tiempo frente a pantallas y menos en contacto con el mundo que los rodea, esto afecta especialmente a una actividad esencial para su desarrollo en el juego interactivo, tanto con otros niños como con la naturaleza.

Uno de los efectos más visibles de esta tendencia es la drástica reducción en el tiempo que los niños pasan al aire libre y en interacción social cara a cara, en generaciones pasadas, los juegos al aire libre no solo eran divertidos, sino fundamentales para el desarrollo físico, social y emocional de los niños, estos juegos les permitían ejercitarse, explorar la naturaleza y aprender habilidades como la empatía y la cooperación, sin embargo, muchos niños de hoy prefieren quedarse en casa frente a una pantalla antes que salir a jugar afuera.

Impacto en la salud física y social

Esta disminución en el juego al aire libre tiene múltiples repercusiones, para empezar, el juego físico es clave para la salud general de los niños, ya que fomenta el ejercicio y reduce el riesgo de obesidad infantil, un problema en aumento, además, las actividades al aire libre permiten a los niños liberar energía, lo que a menudo resulta en un mejor estado de ánimo y una mayor capacidad de concentración.

Por otro lado, el juego en grupo es esencial para el desarrollo de habilidades sociales, cuando los niños juegan con otros, aprenden a negociar, resolver conflictos y expresar empatía. estos aprendizajes no solo les ayudan a construir relaciones sanas durante la infancia, sino que también son la base para relaciones saludables en la adultez.

Riesgos del uso temprano de la tecnología 

El acceso temprano a la tecnología y, en particular, a las redes sociales introduce nuevos riesgos que no existían en el pasado, uno de los más preocupantes es el aumento de la exposición al ciberbullying y al ciberacoso, cuando los niños utilizan internet sin supervisión adecuada pueden quedar expuestos a situaciones dañinas como mensajes agresivos, burlas y exclusión virtual, esto puede tener un impacto profundo en su autoestima, salud mental y bienestar emocional.

El ciberbullying es especialmente dañino porque a diferencia del acoso en persona puede ocurrir las 24 horas del día, invadiendo la vida del niño y haciéndole sentir que no tiene un espacio seguro, además en redes sociales  los comentarios negativos y agresiones pueden permanecer visibles amplificando el daño psicológico,  por ello es crucial que los adultos fomenten un uso seguro y responsable de la tecnología, así como supervisen las actividades en línea de los niños.

Hacia un equilibrio saludable   

El contacto con la naturaleza no solo es beneficioso para la salud física, sino también para el bienestar mental, estar en entornos naturales estimula la calma, la creatividad y la concentración, y estudios han demostrado que reduce el estrés y la ansiedad en los niños, estos efectos son difíciles de replicar en un entorno digital, por más entretenido que sea.

La tecnología no es en sí misma el problema, sino el desequilibrio que se ha generado en el tiempo que los niños le dedican por eso, es fundamental que padres, educadores y la sociedad en general fomenten un estilo de vida equilibrado que combine el tiempo frente a pantallas con el juego activo y el contacto con la naturaleza, es importante enseñar a los niños prácticas de seguridad en línea, como no compartir información personal y reportar cualquier mensaje que los haga sentir incómodos.

Lograr que los niños exploren, jueguen y disfruten de la tecnología de manera moderada y responsable es clave para una infancia sana y feliz, libre de los peligros del ciberacoso y enfocada en el desarrollo integral de habilidades físicas, sociales y emocionales.

Por: Nohemí López

Niños en Alegria